martes, 1 de julio de 2008

APOLONIO DE TYANA, LA MUERTE, LA VIDA... LA INVISIBILIDAD


"No hay muerte de nada, sólo en apariencia. El cambio de la esencia al ser parece ser el nacimiento y el cambio del ser a la esencia parece ser la muerte, pero en realidad nadie nace ni muere. Es simplemente ser visible y entonces invisible; lo primero a través de la densidad de la materia y lo último por la sutileza de la esencia..."

Esto lo dice Apolonio de Tyana y esto también:
"La ley nos obliga a morir por la libertad, la naturaleza nos ordena morir por nuestros padres, nuestros amigos y nuestros hijos. Todos los hombres están atados a estos deberes. Pero un deber mayor descansa en el sabio, él debe morir por sus principios y por la verdad que él ama más que a su vida..."

Antes de llamarseles santos a los hombres que hacían de conexión entre el mundo de los hombres y el de los dioses eran llamados daimon, de la palabra griega que significa eso mensajero entre los hombres y los dioses. Apolonio fue un daimon, un intermediario entre este mundo y órdenes superiores. Hoy día y si hubiese sido cristiano sería San Apolonio, lo cierto es que este hombre gozó en su tiempo de una fama tan grande como la de Jesús en los suyos y se dice que no sólo es una prueba del contacto del mundo occidental y oriental sino que en los registros de unos monasterios budistas de Nepal hay pruebas de su visita, por escrito.

Apolonio se dedicó, luego de su instrucción y sus muchos viajes, a la renovación y depuración de los ritos iniciáticos de todos los cultos, desde el culto de Esculapio, hasta los misterios de Isis, Elusis y Orfeo. Un hombre así es un hombre notable.

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