Aragüaney. Fernando Trabanco. www.artelista.com
Vi una frase en una película hace poco, decía: "Todos los días amanece y anochece, eso nos da dos oportunidades de ponernos en el camino de la belleza" Eso me ha puesto a reflexionar sobre la belleza y la cotidianidad. He pensado que ponerse en el camino de la belleza es dejarse chocar por ella en su curso. Es cierto que podría uno interponerse en el camino de un amanecer y un atardecer, iba pensando en eso mientras caminaba a buscar un paquete en la encomienda, y de pronto choco conmigo la imagen poderosa de un árbol hermoso, imponente, jubiloso y mudo, en medio de la calle, en medio del caos cotidiano. Una muestra de que la belleza está ahí siempre, pero sólo está para los ojos dispuestos, los oídos abiertos, la mente concentrada, el alma abierta, no lo sé.
En mi experiencia personal nunca he ido a buscar el curso de la belleza, creo que la belleza se desborda a sí misma y lo arrolla a uno, que si estas despierto, consciente, atento, podrías en lugar de interponerte con la belleza, ir directo a ella. Con la belleza me he sentido así, en curso de colisión, con probabilidades que me atropelle, la belleza es como un caballo descarriado, que se lleva por delante a quien sea. Dejamos de ver lo hermoso de lo aparentemente sencillo, o hacemos sencillo las maravillas cotidianas. Pienso que debemos estar atentos, debemos estar conscientes, la vida misma es bella, y cada instante es bello sólo en la medida que nos dejamos maravillar por el instante mismo. ¿Cómo no estar en el camino de la belleza si la belleza reina el universo? Todos lo que ocurre en el universo es bello, sólo debemos mirar con atención.
Así me he sentido arrollado, atropellado, inundado, arrasado, arrastrado por la belleza, aún en sueños, aún en medio de la oscuridad, me siento ínfimo en medio de un universo repleto de pequeñas cosas que no son más que la belleza desbordada. El día es más que la oportunidad de ponerse en el curso de la belleza, el día es la oportunidad de llenar nuestra vida de instantes que valen la pena.
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